martes, 2 de noviembre de 2010

2º BACHILLERATO. TEMA 1. EL SIGLO XVIII (SIN RESUMIR).

LITERATURA 1ª EVALUACIÓN.


EL SIGLO XVIII

CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL


El esplendor cultural de la España de los siglos XVI y SVII no volverá a repetirse hasta el primer tercio del siglo XX. A finales del siglo XVII España está sumida en la decadencia política y económica que continuará en los primeros años del siglo XVIII.

El país está políticamente escindido. Reinaron durante este siglo en España:

Felipe V (1700-1746), con quien se instaura la casa de Borbón, tras haber muerto el último Austria, Carlos II, sin descendencia, y de haber ganado la Guerra de Sucesión (1701-1714). La guerra no sólo provocó la división, sino que las consecuencias políticas, económicas y culturales fueron enormes. Se perdieron las posesiones de los Países Bajos, Nápoles y Sicilia, Gibraltar y Menorca. La nación era un mero esqueleto de lo que había sido.

Fernando VI (1746-1759), hijo de Felipe V. Contó con buenos ministros como Carvajal y Ensenada. A pesar de ciertos progresos en la economía y de que la población volvía a crecer, la conciencia de decadencia era patente.

Carlos III (1759-1788), hermano de Fernando VI. El gran reformador y modernizador del país, con ministros como Esquilache, el conde de Aranda y Floridablanca. En guerra con Inglaterra, se perdió Forida. Apoyó a los Estados americanos del norte al lograr la Independencia y recuperó Menorca.

Carlos IV (1788-1808). Estuvo dominado por Godoy, favorito de la reina. La Revolución Francesa estalló en 1789, a la que combatió España junto con Inglaterra, Austria, Rusia y otros países. Perdió la mitad de la isla de Santo Domingo. Puso todos sus esfuerzos en evitar que las ideas de la revolución penetraran en España.

Con la dinastía de los borbones aumenta la centralización del poder, lo que propiciará un absolutismo monárquico que se caracterizó por:

  1. Se postula la separación entre la Iglesia y el Estado.

Tuvo lugar una lucha por el poder entre dos potencias rivales, el rey y el Papa. La expulsión de los jesuitas en 1767, adalides contra la ilustración, fue considerada como el golpe de mayor trascendencia en las luchas contra la curia romana.

En Francia se editan los 37 volúmenes de la Enciclopedia (1751-1780), dirigida por Diderot y D’Alembert, que intenta compilar todo el saber humano fundándose sólo en principios racionalistas. En muchas almas, el cristianismo es sustituido por el deísmo (vaga creencia en Dios) sin adscripción a religión alguna, o el agnosticismo (imposibilidad de probar la existencia de Dios).

  1. Intentos de reforma y racionalización de la economía.

Abolición de aduanas interiores, protección a determinadas industrias (vidrio, porcelana, construcciones de barcos, la textil...), repoblación de Sierra Morena, apoyo oficial a las sociedades económicas que surgieron en muchas ciudades tras la fundación pionera de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País en 1765. La existencia misma de estas sociedades económicas refleja una amplia preocupación por el desarrollo del país: buscaban mejorar el potencial agrícola y mercantil de la nación.

Algunos hasta criticaron la jerarquía tradicional de la sociedad (Tediato en Noches Lúgubres): la crítica se centró en la ociosidad de las clases elevadas, a los que el poeta León de Arroyal llamó “los espantajos de la nobleza”. Los ataques contra nobles y ricos inútiles se hicieron sobre todo comunes a finales de siglo. Estas críticas se fusionaron a veces con las actitudes igualitarias que flotaban en la atmósfera a finales del siglo XVIII, lo cual es bastante comprensible si se tienen en cuenta los privilegios de los que aún gozaban en España: no podían ser presos por deudas, ni podían embargarse sus personas, armas o caballos; se les daba preferencia en ciertos arrendamientos, ventas y repartimientos; también en los oficios públicos honoríficos; tampoco se les podía poner pena afrentosa o infamante, ni exponerles a tormento ni tortura.

En muchas zonas del país ciudades enteras pertenecían aún a señoríos. Amplias zonas de la superficie cultivable permanecían baldías a causa del abandono por absentismo de sus señores o eran inútiles al pertenecer a la Mesta. En el Informa sobre la ley agraria, redactado por Jovellanos (1795), se señaló una necesidad urgente de redistribución de las tierras y la promoción de un derecho de propiedad más extendido.

Muchos reformas se hicieron para mejorar las condiciones del país: empedrado de calles, mejora del sistema de desagües y alumbrado nocturno en la capital, por ejemplo. Mejora de las comunicaciones, en el área de la educación: se estimuló el estudio de las matemáticas y de las ciencias, tan provechoso para el fomento de la razón y el destierro de la superstición; se establecieron escuelas gratuitas en todos los barrios de Madrid en 1783; en el Informa sobre la Ley Agraria Jovellanos pidió que se multiplicase “en todas partes la enseñanza de las primeras letras para que no hubiese individuo por pobre y desvalido que sea, que no pueda recibir fácil y gratuitamente esta instrucción”. En el campo de las bellas artes y de la literatura la tendencia centralizadora se esforzó por la creación de una red de academias. En 1714 se funda la Real Academia y la uniformidad en lo que a la lengua y literatura se refiere dio como fruto el diccionario.

  1. Incremento del aparato administrativo y de la burocracia.



A este sistema político se le conoció con el nombre de Despotismo Ilustrado, cuyo lema era “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”, porque a éste se le tutela —y se le teme— procurando su felicidad, sin que intervenga en los asuntos públicos. Para mejorar su vida y hacerlo más culto y razonable se establecen industrias públicas, academias, museos, escuelas, centros de investigación... es, por tanto, un sistema en el que hay súbditos, no ciudadanos, y en el que el rey ya no es rey por la gracia de Dios.


Las principales transformaciones sociales del siglo son:


aumento de la población en toda Europa:

formación de un nuevo proletariado en las ciudades debido a la emigración de la población rural.

aumento de la movilidad social: se valora positivamente el trabajo y surge una clase media debido al enriquecimiento económico (hay que tener en cuenta que en épocas anteriores trabajar estaba mal visto porque significaba pertenecer al pueblo llano y no a la nobleza.


En el área de la economía hay que destacar:


comienzo de la Revolución Industrial en Inglaterra. Construcción de fábricas, innovaciones técnicas, nuevas fuentes de energía (vapor de agua).

mejoras en los transportes.

aumento de la demanda en la producción y mayores transacciones mercantiles.


A finales de siglo, todo el fermento ideológico de bases igualitarias y reformistas, culminan en la Revolución Francesa (1789), que producirá reacciones defensivas contra aquellas ideas en muchos países, incluido España: Europa experimenta una gran convulsión social que desemboca en la sociedad contemporánea en la que el hombre será valorado por sus acciones y manera de prosperar, y no por su nacimiento (pierde importancia el origen por la sangre). Lo que, lógicamente, provoca el pánico entre las clases dominantes por su progresiva pérdida de poder y la llegada de un nuevo orden social.

EL MARCO SOCIOCULTURAL. CRISIS DE LA CONCIENCIA EUROPEA.

Las dos corrientes fundamentales que, partiendo del Renacimiento, se concretaron en el siglo XVII, el racionalismo y el empirismo, fueron minando los cimientos de la estructura social e ideológica aceptada por Europa hasta provocar a principios de del siglo XVIII lo que se ha calificado como “crisis de la conciencia europea”. El choque entre razón y tradición dio lugar en el siglo XVIII a un proceso de revisión de todo lo heredado por la mentalidad tradicional y presidió el despliegue de la llamada “era de las luces”. Todas las creencias y convicciones (religiosas, políticas, filosóficas, científicas o seudocientíficas....) dominantes hasta el siglo XVII se someten a discusión.

Comienza el predominio de la burguesía sobre la aristocracia que, sin los prejuicios de ésta, fomenta el espíritu crítico. Fruto de él es el gran movimiento cultural que dominó el siglo XVIII y que conocemos como Ilustración, de origen francés, que se caracterizó por:

racionalismo: se impone el reinado de la razón frente a la fe o la tradición o a lo comúnmente aceptado. De ahí que se haya denominado “el Siglo de las Luces”.

se rechaza el principio de autoridad: nada debe admitirse porque alguna autoridad lo haya afirmado; debe someterse a comprobación.

valoración de la experiencia y la observación.

reformismo: se proponen reformas sociales, económicas y educativas.

utilitarismo e intelectualidad: los intelectuales ilustrados buscan que todo sirva al progreso: sus conocimientos han de ser útiles a una sociedad dominada por la ignorancia y la superstición, y la educación es la única vía para que el hombre sea capaz de pensar por sí mismo y se cuestione las cosas.

se impone la idea de “enseñar deleitando”.

ESPAÑA

Como ya apuntamos en la introducción, España se ve sumida en una profunda crisis al comenzar el siglo XVIII (recordad los cuatro reinados y sus características fundamentales).

En líneas generales, la preocupación por el estado de la nación consiguió mejoras económicas y aumentó su población (de 8 a 11 millones), a pesar de que el índice de mortandad seguía siendo muy elevado por las malas condiciones de vida que había en hospitales y hospicios (sólo hay que recordar el estado maloliente y sucio de Madrid antes de las reformas de Carlos III). Las reformas ilustradas introdujeron nuevos cultivos, se abrieron nuevas vías de comunicación y el animal fue sustituyéndose paulatinamente por los carros como medios de transporte. Aunque no se dio tanta actividad industrial como en otros países europeos, la aparición de los prestamistas fomentó una mayor actividad económica.

La sociedad aún seguía dividida en estamentos. Los nobles vivían de las rentas e impuestos de sus tierras y acaparaban los cargos municipales. El clero poseía una inmensa riqueza (tierras, rentas, donaciones). Los artesanos y comerciantes van creando una incipiente clase media que intenta progresar gracias a su economía (aunque intentaban integrarse en la nobleza mediante la compra de títulos). Los campesinos vivían en condiciones precarias y peor aún los mendigos, los gitanos y los esclavos de las colonias (a muchos les chocó la inhumanidad de algunos corregidores y la salvaje explotación de los indios).

A imitación de Francia, se crean nuevas bibliotecas e instituciones culturales:

Biblioteca Nacional (1712)

Real Academia Española (1713). Su lema fue “limpia, fija y da esplendor”, para mantener la pureza del idioma.

Real Academia de la Historia (1735), para rescatar y estudiar el pasado de España.

Academia de las Artes.

Museo del Prado (1785) y Jardín Botánico.

Otras instituciones atendieron a las reformas económicas y culturales, como las Sociedades Económicas de Amigos del País y las Juntas de Comercio.

Pero en España la virulencia de la Revolución Francesa supuso un paso atrás: España, horrorizada antes los sucesos acaecidos en Francia, cierra de nuevo las vías de comunicación con el país vecino por temor a que se reproduzcan en suelo español. Con Carlos IV y Fernando VII la nación se divide en dos bandos: afrancesados o liberales y conservadores, que protagonizarán las luchas políticas que marcarán el siglo XIX español.

A pesar de todo, la Ilustración supuso el comienzo del fin de la sociedad estamental y del absolutismo y el inicio del pensamiento moderno en toda Europa.


LA ILUSTRACIÓN EUROPEA. PRINCIPALES REPRESENTANTES.

FRANCIA

  1. Montesquieu: defiende la democracia liberal, único sistema que según el autor garantiza la libertad del ciudadano, basada en la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial). Su obra más influyente: Cartas persas, antecedente de Cartas Marruecas de Cadalso, que supone una dura crítica contra la sociedad de la época.

  2. Voltaire: su obra más importante Cartas filosóficas en las que, a través de la ironía, reflexiona sobre cuestiones religiosas, políticas y literarias.

  3. Rousseau: condenó las costumbres de su tiempo y exaltó una filosofía y una moral naturales. Frente a otros pensadores que identificaron felicidad con progreso, él defendió la naturaleza como fuente de felicidad y consideró que el hombre es bueno por naturaleza pero la sociedad le corrompe. Su obra más representativa es el Contrato social, en el que propone un pacto entre individuo y sociedad para el bien de la comunidad.


En un temprano clima prerromántico que tiende hacia lo sentimental se desarrollará la novela epistolar. Sus representantes más importantes son: Rousseau con La nueva Eloísa, en la que se propone un ideal de la vida en el campo, y Pierre Chordelos de Laclos con Las amistades peligrosas, en la que personajes mundanos juegas con los sentimientos ajenos.


En el teatro el género más representativo es la comedia de intriga, que ofrece una crítica contra las instituciones y las costumbres, y en la que destacaron Beaumarchais y Marivaux.


INGLATERRA

NOVELA

  1. Daniel Defoe: Robinson Crusoe. Encaja con el pensamiento ilustrado: el hombre puede dominar la Realidad a través de la razón.

  2. Jonathan Swift: Viajes de Gulliver. Crítica al hombre racional y burla a las novelas de viaje como las de Defoe.

  3. Henry Fielding: inaugura la novela de aprendizaje con Tom Jones.

  4. Ann Radcliffe: novela gótica, en la que el sentimiento se une a paisajes misteriosos y sombríos, antecedente del paisaje prerromántico.

POESÍA

E.Young: sus Pensamientos nocturnos, obra prerromántica, influirá en las Noches lúgubres de Cadalso.


ALEMANIA

Destaca el movimiento prerromántico Sturm und Drang (tempestad y pasión), que tiene como principales representantes a:

  1. Goethe: inauguró el Romanticismo alemán y después se opuso a él. Destaca su novela Werter y el poema dramático Fausto, en el que su protagonista vende su alma al diablo (Mefistófeles), ante la incapacidad de alcanzar la verdad última de las cosas.

  2. Schiller: creador del drama nacional. Guillermo Tell: prototipo de resistencia a la autoridad. En poesía destaca Himno a la alegría.


LA LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII. INSTRUMENTALIDAD DEL IDIOMA Y LITERATURA DIDÁCTICA.

La crítica señala la ausencia de auténticas obras maestras en los géneros que tradicionalmente se consideraban como tales (lírica, novela y drama), si lo comparamos con los siglos de Oro o con las producciones contemporáneas europeas.

En contra, los valores lingüísticos y el hallazgo de una prosa apta para las nuevas exigencias resaltan en medio de esta pobreza. En contra de la norma barroca (el idioma como exhibición) y que se afianzará con el triunfo del neoclasicismo, se impone el empleo instrumental de la lengua. Ésta alcanzará su mejor calidad cuanto más transparente se ofrezca el pensamiento del escritor (resultado consecuente con las nuevas tendencias científicas y racionales del siglo). Para expresar un nuevo estado de cosas fundado en la seriedad y en la reconstrucción del mundo, el lenguaje del barroco no era adecuado. Concepción instrumental del idioma VS exhibición.

Si en el siglo XVII la virtud esencial fue el ingenio, en el XVIII la única facultad valorable es la razón.

El triunfo del neoclasicismo hasta finales de siglo es claramente hostil al barroco (mantiene así la postura adaptada por la generación anterior: Feijoo, Isla y Luzán). Los neoclásicos perfilan el lenguaje literario: será fiel reflejo del pensamiento, no de la fantasía ni la emoción. Los ornamentos sobran en la prosa y sólo se aceptan tímidamente en la poesía. Quedan proscritos los excesos: arcaísmos y vulgarismos. El único modelo será la lengua media culta de las personas ilustradas.

De esta manera, la lengua poética del siglo XVIII resulta desustanciada y poco apta para la creación literaria propiamente dicha, pero su permeabilidad para las voces nuevas, su culto a la medida y a la discreción, configuró el español moderno.

Convivieron tres estilos artísticos en la época ilustrada:


  1. Primera mitad de siglo.

Supone una época de transición. Hay una continuación del estilo artístico y literario del barroco precedente que se denominó rococó y que se manifiesta fundamentalmente en poesía. Se caracteriza por el gusto por lo galante, lo sensual, el bucolismo. Arte superficial y ligero: despreocupación moral y capricho.

Representantes: García de la Huerta, N. Fernández de Moratín.

Contra el barroco decante luchan la Academia Española e importantes escritores:

Ignacio Luzán (1702-1754), que pretende regular la literatura mediante reglas (Poética, 1737). Es precursor del Neoclasicismo, aunque los jóvenes neoclásicos prefirieron beber las doctrinas en teóricos franceses, Boileau principalmente.

Feijoo, que cultivó un solo género, el ensayo: Teatro crítico universal y Cartas eruditas.

Francisco Isla: ridiculizó el barroquismo de la oratoria sagrada en su célebre Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes.

El único escritor “interesante” fiel a los gustos barrocos fue Diego Torres Villarroel: cuadros costumbristas Visiones y visitas de Torres con Quevedo por Madrid, y su obra más importante el relato de su Vida.

  1. Mediados de siglo.

Hasta finales del siglo dominará el Neoclasicismo, que significaba una vuelta a los clásicos en todos los sentidos: autoridad de los clásicos, pureza y principio de imitación. Defienden la existencia pura de los géneros literarios, la contención frente a la pasión, la razón frente al corazón. En el teatro, se vuelven a instaurar de nuevo las tres unidades (lugar, tiempo y acción) y se separa radicalmente lo cómico de lo trágico. En la lengua, respeto por el decoro: uso del lenguaje en función del nivel social, la educación, la situación...

Decretado el aborrecimiento del arte barroco, los jóvenes se encuentran sin una tradición nacional que seguir. El prestigio cultural de Francia es inmenso, de ahí que vuelvan los ojos a la tradición vecina en busca de orientación y modelos.

Representantes: L. Fernández de Moratín.

En poesía se tratan temas pastoriles, anacreónticos (exaltación de placeres elementales) o filosóficos, con escaso compromiso sentimental. La lengua evita el colorido: se impone un estilo prosaico. Es, en realidad, una actividad marginal: Jovellanos recomienda a un amigo que quiere ser poeta que escriba “cosas más útiles”

Representantes: L.Fernández de Moratín, aunque también haría poesía prerromántica.

No hay prácticamente narrativa a partir del padre Isla, pero sí prosa satírica (Cadalso), de viajes (Moratín) y doctrinal (Jovellanos).

  1. Convivencia desde la segunda mitad de siglo de neoclasicismo y prerromanticismo.

Este último se manifestó sobre todo a partir de 1790: se opone a la pureza y frialdad del gusto neoclásico, dominado por estrictas reglas de composición literaria. Rehabilita la acción del sentimiento en el arte por influjo inglés. Se tratan, en todos los géneros, temas emotivos, nocturnos y lacrimosos, que preludian el Romanticismo del siglo siguiente.

afirma los derechos del sentimiento frente a la razón.

la expresión de los mismos podrá hacerse arrebatadamente, sin el pudor que imponen las buenas maneras; domina la manifestación del dolor.

recelo ante las reglas, aunque no se manifiesta abiertamente.

frente a la naturaleza apacible de los neoclásicos, ésta se asocia ahora al sentimiento arrebatado de los autores, que describen espectáculos poco tranquilos: tormentas, escenas nocturnas y tumbales...

Representantes: Cienfuegos, Meléndez Valdés, Blanco White...



GÉNEROS DE LA LITERATURA DIECIOCHESCA EN ESPAÑA

El siglo XVIII se caracteriza por el respeto a los géneros clásicos. La máxima de los ilustrados fue hacer una literatura útil, no sólo bella: enseñar deleitando.

Ya hemos señalado que es éste un siglo de controversia intelectual. Las normas, conceptos y estética de la Edad Media fue sometida a un radical examen. El siglo XVIII no es un siglo de creación, sino de revisión, inquietudes y proyectos. No triunfaron la lírica, la novela y dramática, pero floreció el pensamiento, la erudición, la investigación histórica, la medicina... las ciencias experimentales logran un ingente avance al amparo del despotismo ilustrado y de los centrso oficiales destinados al respecto.

Es fundamental el surgimiento del periodismo ya que asociado a él se van perfilando los géneros periodísticos actuales tales como el artículo de opinión y la crítica literaria.


LA PROSA

  1. Diego Torres Villarroel.

Único escritor fiel a los gustos barrocos.

Destaquemos de este autor dos obras: Vida, que se considera como una continuación del género picaresco, género que ya había acabado su ciclo; Visiones y visitas de torres con Quevedo por la Corte, cuadros costumbristas donde ofrece una sátira mordaz.

  1. Francisco José de Isla. (Padre Isla)

Con su obra Fray Gerundio de Campazas ridiculizó el barroquismo de la oratoria sagrada y pretendió devolverle su dignidad y fines, inspirándose en las mismas ideas que Luzán en su Poética y Feijoo en su Teatro crítico: combatir los excesos barrocos. Son los ideales del neoclasicismo ilustrado, las letras, la sencillez y la claridad que demandaban la razón y el buen gusto.

  1. Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764)

Benedictino y catedrático de Teología de Oviedo, donde permaneció hasta su muerte. Fue muy valorado en su tiempo y renunció a importantes cargos para dedicarse a su obra.

En su obra utiliza el género del discurso, precedente del ensayo moderno: género híbrido en el que se mezcla lo literario y lo científico, lo subjetivo y lo ameno. Escribe para todo el mundo, no sólo para especialistas.

Su objetivo: combatir los errores comunes, las supersticiones y las falsas creencias populares, desmontando la confusión entre lo natural y los sobrenatural, que se había producido en época barroca. Con una fe religiosa profunda pero empleando la razón, difunde cuanto el saber europeo va averiguando. Ello le ocasionó muchos ataques hasta que el rey, en un acto de despotismo ilustrado, prohibió que se le combatiera.

Para combatir estos errores hubo de tratar una gran variedad de temas (economía, política, astronomía, educación, geografía, historia, moral....). su crítica equivale a la negación del principio de autoridad en que se fundamentaba toda la cultura precedente. Se propone ser “desengañador de las españas” y su obra responde al planteamiento de Voltaire “atrévete a pensar por ti mismo” o al kantiano “atrévete a saber”.

Se caracterizó por una tolerancia admirable, se preocupó por la reforma de los estudios y se mostró reacio ante la falsa piedad (la de apariencia) contra la que dirigió sus críticas. Su religiosidad no fue obstáculo para poner en tela de juicio su ortodoxia y atacó los falsos milagros por considerarlos como un insulto a la divinidad.

Entre los temas que trató podemos destacar: la defensa de la mujer, la repulsa a la sociedad estamental, defensa por los más desfavorecidos y por la igualdad de todos los hombres.

En cuanto al estilo: lengua de gran viveza y espontaneidad, opuesta al retoricismo que se practicaba por imitación a autores barrocos. Su prosa posee un tono familiar y natural, sin afectación, fruto de una gran depuración y elaboración, a pesar de que él afirmara que su estilo había surgido espontáneamente. El acierto de su prosa se debe a lo que él llamó “tino mental”.

Sus obras fundamentales fueron:

Teatro Crítico Universal, en el que abundan paralelismos y contrastes.

Cartas eruditas y curiosas: de estilo más llano, como requería el género epistolar.

Dice usar los recursos expresivos no con fines estéticos, sino para llamar la atención y hacer el mensaje más eficaz. Influyó en Cadalso, Jovellanos y Larra.

  1. Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)

Nace en gijón. Estudió en Oviedo, donde tal vez asistiera a las tertulias del padre feijoo. Ocupó importantes cargos públicos y participó de forma activa en la política del país. Fue miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País, de la Academia de la Historia, de la de la Lengua y de la de Cánones. Firmaba sus escritos con el pseudónimo de Jovino.

Fue un gran lector de los clásicos y a sus 30 años se le consideraba un maestro y se le consultaba sobre temas muy variados.

Su obra estrictamente literaria es escasa: dos dramas, El Pelayo y El delincuente honrado (en el que, a pesar de aborrecer el duelo, critica una ley reciente en la que se considera igualmente culpables al ofensor y al ofendido en los desafíos), y varios poemas. Sus escritos más importantes están en prosa y son didácticos: políticos, históricos, económicos, filosóficos, filológicos... En ellos instruye, formula críticas y propone reformas para elevar la dignidad espiritual y material de España. Entre sus obras destacan: Memoria sobre espectáculos y diversiones y Informe sobre la ley agraria (en el que propugnaba una valiente reforma de la propiedad agrícola, que le supuso ser incluida en el Índice de Libros Prohibidos).

También destaca Elogio a Carlos III, en el que exalta la política que Carlos III había desarollado en su reinado, en especial las reformas económicas (estímulo de la economía, defensa de la educación, libertad de la filosofía, enseñanza de las ciencias exactas por métodos experimentales).

Fue un reformador, no un revolucionario. Quiso, como tantos ilustrados, favorecer al pueblo pero sin contar con él, dirigirlo paternalmente. Pero las que hoy nos parecen moderadas reformas debieron resultarles a los tradicionalistas de entonces peligrosos alardes de subversión.

  1. José Cadalso (1741-1782)

Nace en Cádiz y tiene una educación cosmopolita. De regreso a España se va situando en la Corte y llega a ser Presidente del Consejo de Castilla y caballero de la Orden de Santiago. Fue desterrado a Zaragoza al atribuírsele un libro de costumbres amorosas. De regreso a Madrid tuvo amores con una joven actriz, Filis en sus poemas, que murió a los 25 años, hecho que puede estar reflejado en sus Noches lúgubres. Desengañado de la vida de la Corte se retira a Salamanca y muere en Gibraltar a los 40 años.

Comienza escribiendo poesías en su exilio aragonés que culminan en sus Ocios de juventud, colección de sonetos, poemas satíricos y anacreónticos. Escribió también dos tragedias, pero sus obras más importantes están escritas en prosa:

Cartas marruecas: 90 en total, cuyo eje principal son las opiniones de un extranjero de distinta civilización, que ponen de relieve, por contraste, los defectos de la sociedad occidental, un recurso que ya había utilizado Montesquieu en sus Cartas persas. La obra es en realidad un ensayo sobre España: se analizan los males del país como una vía para encontrar un posible remedio.

Escrita en forma epistolar en la que tres personajes o corresponsales nos hablan sobre diversos aspectos de la época: Nuño, un español que conoce bien su patria; Gazel, un marroquí que viaja por España, y Ben Beley, un sabio marroquí que está por encima de lo accidental. Así Cadalso nos ofrece diferentes perspectivas sobre una misma realidad. Los temas más recurrentes son la frivolidad de ideas y costumbres, la crítica injustificada de España, la decadencia de la industria, la crítica de la nobleza que vive de la herencia y no quiere educarse, etc. El motivo principal, según él, del retraso de España reside en:

las continuas guerras que han dejado yermo el país y han destruido el hábito de trabajo.

el gran capital que se traía de América y que también propició que no hubiera obligación de trabajar.

el atraso científico y la degeneración de la cultura española en superficialidad y pedantería.

el orgullo y el espíritu de rutina.

Así, juzga ya lejanos los tiempos de grandeza de los Reyes Católicos y la nación, tras el lamentables gobierno de los Austrias, como el esqueleto de un gigante. Propone como soluciones el cultivo de la ciencia y de la virtud y el ejemplo de otras naciones más prósperas, aunque se deja llevar por cierta indolencia ensoñadora, un tanto pesimista.

Noches lúgubres: obra póstuma que nos ofrece a un Cadalso retórico y efectista, que en nada recuerda al irónico y reflexivo de las Cartas. Está dividida en varias “noches” en las que se desarrolla, de forma dialogada, el episodio que luego habían de atribuir realmente al autor: Tediato, enajenado por la muerte de su amada, intenta, con la ayuda del sepulturero Lorenzo, desenterrarla para morir junto a su cadáver en casa, aunque la intervención del juez le impide conseguir su propósito. Hoy parece comúnmente aceptado que la anécdota no es personal.

La obra supone la primera manifestación del prerromanticismo en España, aunque la mayoría de la crítica coincide al afirmar que se trata más bien de una obra filosófica que trata de la injusticia del mundo (la prematura muerte en la juventud), que coincidió cronológicamente con el advenimiento del movimiento romántico. Los rasgos románticos que se encuentran en la obra son:

ambiente tétrico: relámpagos, cementerios, cárceles, gritos en la noche...

el Dios de Tediato, que es el Dios de los elegidos para el dolor; exclamaciones pesimistas.

la naturaleza como reflejo de su estado de ánimo.

manifestación de un dolor altruista por el prójimo.

Este dolor romántico que se caracteriza por la sensación constante de creer que todos se burlan de él (risa universal), es al mismo tiempo una melancolía o falta de plenitud en sentido metafísico. El héroe romántico se regodea en su propio dolor y se venga del mundo privándole de su presencia.

Se han señalado como posibles fuentes Pensamientos nocturnos de Young y la leyenda folklórica de la Difunta pleiteada, de la que también existe un romance, que trata del tema del desenterramiento de una mujer por su amado, aunque ésta resucita al final.

El estilo se caracteriza por el predominio del estilo nominal, numerosas aposiciones y escasez de verbos, que convierten la narración en una prosa rítmica. Vocabulario típicamente romántico.


Eruditos a la violeta: en ella afirma anuncia el propósito “en obsequio de los que pretenden saber mucho, estudiando poco”. La obra está compuesta a modo de siete lecciones que un profesor imparte a sus discípulos. La sátira es transparente; la ironía se repite de principio a fin: el profesor, con el objeto de preparar a los alumnos para su triunfo y lucimiento en sociedad sin esforzarse en serio, les enseña las cuatro nociones indispensables que les permitan aupar su petulancia de supuestos sabios y escritores de moda.

  1. Ignacio Luzán.

Autor de la Poética más importante del siglo XVIII, que se convirtió en manual y programa de la nueva poesía. Recomienda un empleo moderado y cuidadoso del lenguaje figurado, regido siempre por la claridad (pureza), el orden y la proporción. Exige además a la poesía que sea útil y deleitable.



EL TEATRO

Hubo una gran afición al teatro en este siglo, marcado también por las constantes polémicas entre los defensores del teatro posbarroco y los partidarios de una renovación neoclásica. Se distinguen claramente dos líneas:

  1. Comedia posbarroca.

Fueron las que contaron con más éxito entre el público. En ellas se continuaban las fórmulas de Calderón: se repiten temas y argumentos pero se complican la intriga y el montaje. So obras que se basan más en el espectáculo que en el texto. Destaquemos No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague de Antonio Zamora.

Este teatro sería el blanco de las críticas de autores que Moratín, que les acusaban principalmente de la falta de verosimilitud en las obras, aunque también apuntaban a principios éticos y religiosos: “escuela de maldad” y “espejo de lascivia” llegó a calificar Moratín padre al teatro barroco.

  1. Teatro neoclásico.

Características de la sociedad ilustrada eran la razón, la moral pública y el orden social, y pronto vieron los ilustrados al teatro como instrumento idóneo para las reformas de índole social y moral, dándole una trascendencia política de la que hasta entonces había carecido. Sus partidarios rechazaron el resto de obras dramáticas por su falta de verosimilitud y por atentar contra el decoro poético (falta de adecuación entre los personajes y su habla).

Son obras en las que prima el texto sobre el espectáculo. Para terminar con el teatro barroco se respetó las reglas de las tres unidades (lugar, tiempo y acción). Se trata de comedias que tienen una intención didáctica y que presentan tipos y conflictos universales de los que se pudiera extraer una enseñanza útil. Lo cierto es que, a excepción de la obra de Moratín, las obras neoclásicas tuvieron un público muy minoritario. Esta comedia usó el verso hasta que Moratín introdujo la prosa.

También se compusieron tragedias neoclásicas que, como las comedias, se atienen a las tres unidades dramáticas. Solían mostrar personajes históricos y estaban ambientadas e inspiradas en la Edad Media española o en la antigüedad grecolatina. Algunos ejemplos destacables son: La Raquel de García de la Huerta, Guzmán el Bueno de Moratín padre o Pelayo de Jovellanos.

  1. Otras piezas que se representaban.

sainetes: son piezas breves y humorísticas que reflejan tipos y costumbres populares, y que se convirtieron en el espejo de los aspectos pintorescos y cómicos de la vida cotidiana, del lenguaje y usos del pueblo. su finalidad era divertir al público mediante los diálogos cómicos e ingeniosos y la caricatura.

En la composición de estas piezas menores debemos destacar a Ramón de la Cruz, que fue convertido por la crítica en defensor del casticismo frente al afrancesamiento. Su obra más importante fue El Manolo, un remedo a la tragedia neoclásica en la que hace que mueran todos sus personajes sólo para respetar las normas del género.

teatro musical o tonadillas, antecedentes del género chico.

comedias de teatro, que suponen el precedente del teatro romántico. El texto es un pretexto para crear espectáculo. Son comedias de santos, de magia y de militares; también tuvieron mucho éxito las comedias lacrimosas o sentimentales, en las que abundaban las escenas patéticas para poner en evidencia la falta de comprensión de la sociedad. La obra que dio el espaldarazo al género fue El delincuente honrado de Jovellanos.


LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN1

Su vida posee los sinsabores de una época convulsiva. Nació en Madrid en 1760, hijo del abogado y escritor Nicolás Fernández de Moratín. Protegido por Godoy, visitó Francia, Inglaterra e Italia, y a su vuelta desempeñó el cargo de Presidente de la Junta de Dirección y Reforma de Teatros, que le permitió instaurar un nuevo modo de dirigir y representar las obras dramáticas. Pero abandonó el cargo para dedicarse de lleno a la creación dramática. Se dice que su temperamento tímido y la admiración que sentís por la cultura francesa le hicieron adoptar el partido de José Bonaparte al producirse la invasión y ocupó altos cargos durante su reinado, como el de Bibliotecario Mayor. Al ser expulsados los franceses se vio obligado a huir a Francia. Se le comunicó desde España que es catedrático, pero tiene a volver. Sólo regresó una vez a España y nunca a su Madrid natal. Murió en París y se le enterró entre las tumbas de Moliere y Lafontaine.

A pesar de que compuso poemas en su juventud y de que ganó varios premios, en su obra destaca su creación dramática, a la que dedicó obras originales y también adaptaciones. Su producción teatral, escrita a fines del siglo XVIII y principios del XIX, pertenece totalmente a la comedia neoclásica:

ley de las tres unidades.

finalidad moral; la comedia será tal, decís, “que resulten puestos en ridículo los vicios y los errores comunes de la sociedad y recomendados, por consiguiente, la verdad y la virtud.” En suma: enseñar deleitando.

imitación verosímil de la realidad.

presentación de una sociedad fundamentada en la clase media como motor del país.

empleo de un lenguaje correcto, moderado y adecuado a cada personaje (decoro poético)


Creó la comedia española moderna, en la que el público ya no espera sorpresas de una intriga complicada sino la evolución lógica y razonable de los acontecimientos.

En su teatro nos presenta a gente normal con problemas domésticos de forma instructiva y agradable. Escribe sobre costumbres nacionales, sobre lo que conoce, y quiere con ellos denunciar errores comunes, al igual que hacía el padre Feijoo.

Se conserva su Diario y su Epistolario, que nos revelan al auténtico Moratín. También escribió algunas obras en prosa como Viaje a Italia y Orígenes del teatro español. Como ya hemos dicho, su producción más importante es la teatral, sus cinco comedias:


El viejo y la niña (1786): inicia el tema que iba a ser dominante en su teatro: la práctica de estipular matrimonios violentando el deseo de los contrayentes. Isabel, a punto de casarse con su amado Juan, es obligada por su tutor a contraer matrimonio con un viejo comerciante celoso, Don Roque. Los negocios llevan a Juan a la casa del matrimonio, y se descubre la falsedad de la situación: el tutor ha mentido a Isabel diciéndole que Juan se había casado. Al final Juan se marcha a las Indias e Isabel ingresa en un convento: los dos someten sus pasiones al control de la razón. La tesis del autor no es tanto defender que la mujer tenga libertad a la hora de escoger marido como denunciar los peligros de las bodas irracionales.

El barón (1787): el tema es la elección libre del marido.

La comedia nueva o El Café (1792): responde al deseo de censurar los dramas que a finales del XVIII representaban la última degeneración del teatro barroco: plagadas de inverosimilitudes y sin ningún fin didáctico o útil a la sociedad. Refleja esta obra la situación del teatro del momento, que queda satirizado: Don Eleuterio va a estrenar su gran obra El cerco de Venecia, llena de disparates, engañado por el pedante Don Hermógenes, que termina reconociendo que el drama es pésimo. Eleuterio despide al desleal amigo y acaba dedicándose a la administración de los bienes de su verdadero amigo Pedro. Consta de dos actos y está escrita en prosa.

La mojigata (1804): es una crítica al vicio, a la hipocresía y se incide en el tema de las mujeres sometidas a la voluntad paterna. Moratín no censura la autoridad de los padres sino el uso despótico y el abuso de ella.

El sí de las niñas. Se adjunta le guión.

EL SÍ DE LAS NIÑAS, L.FERNÁNDEZ DE MORATÍN


Leandro Fernández de Moratín nace en 1760 y muere en 1828. Consecuente con la época en que le tocó vivir, el siglo XVIII, siglo de “las luces” y de la confianza fundamentada en la razón, esta obra nos muestra aquel ideal ilustrado de “enseñar deleitando”. La literatura debía ser útil y bella.

Los ilustrados vieron en el teatro el medio perfecto para que fuera una escuela de costumbres. Las obras debían perseguir una finalidad didáctica: respetar la moral pública y el orden social. Lo más importante era el texto teatral, no el espectáculo, y rechazaron aquellas obras en la que imperaba la inverosimilitud y la falta de decoro poético.

Las comedias de Moratín tienen esta finalidad moral. En ellas se respeta la regla de las tres unidades (espacio, tiempo y acción). Su tema fundamental es la inautenticidad como forma de vida:

en los matrimonios de conveniencia: El viejo y la niña y El sí de las niñas.

la educación de las jóvenes: La mojigata

el teatro de su tiempo: La comedia nueva y el café.


El sí de las niñas fue estrenada en 1806. Llevaba a escena el tema de las bodas arregladas por padres y tutores sin contar con la voluntad de la novia. Los matrimonios impuestos y desiguales eran una realidad social de la época, dato que lo demuestra el hecho de que en 1787 había tres veces más viudas que viudos. En el propio círculo del escritor encontramos casos muy significativos: su tío Nicolás Miguel se había casado a los cuarenta y pico años con una jovencita a la que ni conocía; el Conde de Aranda se casó a los sesenta y cinco con una nieta sobrina que no había cumplido los dieciséis; y él mismo, rehusa casarse con Paquita Muñoz, joven de 20 años (él tenía cuarenta y dos), para no ser igual que el protagonista despreciable de su obra El viejo y la niña.

La finalidad de la obra no era tanto proponer soluciones (el divorcio era impensable) como concienciarse del problema y denunciar las conductas que lo ocasionaban.

Analicemos los caracteres de la obra, que se articula en torno a siete personajes que se agrupan en tres parejas (solo queda “suelto” Simón, el criado de D. Carlos). A excepción de los criados, todos ellos pertenecen a la clase media.

  1. Don Diego / Dª Irene

Don Diego es un burgués acaudalado de cincuenta y nueve años que pretende casarse con una joven de dieciséis, lo cual es un despropósito. Sin embargo, está lleno de virtudes: es sensible, ama a Paquita, aunque es consciente de que ella nunca le amará, se comporta con su sobrino como si de un hijo se tratase... sabe que de Paquita no podrá conseguir más que la estimación y la amistad, y eso le produce un desasosiego que no le deja dormir. Don Diego intenta por todos los medios saber si Paquita da su consentimiento para la boda, algo que Doña Irene no permite porque lo que quiere es imponer su egoísmo. Su sacrifico en aras de lo racional permitirá la felicidad de los jóvenes. Representa la discreción.

Doña Irene es su contrapunto cómico. Su función no es sólo provocar la risa sino resaltar la cordura, sensibilidad y generosidad de Don Diego. Es un personaje al que se caracteriza con una verborrea insustancial que estorba el propósito de Don Diego de conocer la respuesta de Paquita. A través de ella se proyecta la sátira contra la beatería y la santurronería. Es egoísta y no quiere que su hija se meta a monja: prefiere casarla “bien” y así reponer su economía. Representa la insensatez.

Pero a pesar de que está dispuesta a sacrificar a su hija por fines puramente económicos, Moratín no la presenta como un personaje cruel, y más que odio despierta compasión.


  1. Paquita /Carlos: el amor

Paquita se debate entre la obediencia a su madre y el amor a Don carlos. Es inocente, pero también sabe lo que es el amor. Su amor por Don Carlos, al que pide ayuda, es totalmente desinteresado, pues desconoce su fortuna y parientes. Conocemos su carácter por sus palabras y su acciones, pero también por cómo la ven los demás personajes. por ejemplo, destaca de ella Don Diego su candor y su inocencia; su madre, por el contrario, nos la muestra como una simple.

Representa el amor adolescente junto a la capacidad de sacrificio ante lo inevitable. Todo hace de ella un ser encantador del que el espectador se compadece.

Don Carlos es militar, obediente y con un gran respeto hacia su tío. Es capaz de dominar sus sentimientos y subordinarlos a la razón, al deber filial que le une a su tío.

  1. Rita / Calamocha: los criados.

Son los criados de Doña Paquita y Don Carlos, tienen una función cómica y sus diálogos, además de aportar frescura y verosimilitud, representan con su carácter desvergonzado el contraste necesario para resaltar la ternura y el lirismo de las palabras de Carlos y Paquita. Ambos tienen en común la juventud, la gracia y el buen humor.

Ella es la confidente de Paquita, su consejera; destaca en ella la amistad. Con sus comentarios ridiculiza a Doña Irene. Él, va desapareciendo poco a poco de la escena; tal vez con ello el autor quería evitar la típica boda entre los sirvientes de la comedia barroca.

  1. Simón.

Criado y consejero de Don Diego. Le aprecia realmente y cree que es un hombre de bien.


Los personajes también se agrupan por sus relaciones: tío/sobrino, madre/hija, amo/criado; y por su posición social (cuatro señores y tres criados).Todo discurre por el diálogo, distinto en cada personaje (verosímil, que respeta el decoro) según su edad, su estado social y su sexo, tres factores que imponen el tono.

El lenguaje que usa Moratín es sencillo y natural sin caer en la vulgaridad. Fue el primer autor en introducir en este tipo de teatro la prosa, lo que suponía además una toma de postura ideológica, pues se desvinculaba de los cánones heredados del teatro del siglo XVII.

El respeto de las tres unidades se consigue sin la menor inverosimilitud.

  1. Espacio.

Una sala de una posada de Alcalá de Henares, un lugar de cruce que favorece el diálogo y la acción en el que están presentes las confesiones íntimas y el mundo exterior con las salidas y llegadas. El espacio es claro y sencillo. Para los momentos de confusión en la trama se utiliza la falta de luz.

  1. Tiempo.

Dura diez horas (desde las 7 de la tarde hasta las 5 de la mañana), del atardecer al alba. Tiempo concentrado y gran dinamismo en la escena. La luz juega un papel simbólico fundamental: en la oscuridad tiene lugar la desolación de los jóvenes; el alba significa la felicidad de los personajes protagonistas. La luz que se impone a las tinieblas, un símbolo cargado de significación en el siglo en el que la obra se creó. La oscuridad propicia la peripecia y domina en los momentos en los que el corazón anula la razón; el sol sustituye a las tinieblas de la noche y aclara los malentendidos.


  1. Acción.

Única. Se resume en el proyectado matrimonio que una joven de dieciséis años, doña Francisca, con un acaudalado burgués de cincuenta y nueve. La muchacha se ve obligada a aceptar por el amor y obediencia que le debe a su madre, aunque esté enamorada de Carlos, un joven militar. Este amor sólo lo conocen sus criados, Rita y Calamocha. Cuando don Carlos acude en ayuda de Paquita, que le ha enviado una carta, descubre que su rival es su tío y tutor, por lo que su sentido de la obediencia le obliga a renunciar a su amada. Sólo la cordura y la comprensión de Don Diego –y su sacrificio- podrá resolver lo que se encaminaba a la ruptura de un orden racional y natural.


Todo en la obra es moderado: el sentimiento, la gracia, la amistad, el amor. La luz va marcando el paso del tiempo y tiene, como hemos señalado, una función simbólica:


La mujer en esta obra de Moratín cobra una inusitada importancia para la época. El mayor contraste en torno a Paquita lo podemos ver en las diferentes visiones que de ella tienen D. Diego y Dª Irene: Dª Irene tiene una actitud “machista” ante la situación y no cree a su hija capacitada para prácticamente ninguna decisión, frente a ella, D. Diego considera que Paquita está totalmente capacitada para tomar sus propias decisiones y expresarlas sin temor.

El tema, como también señalamos al principio, es la imposición paterna en el casamiento, frente a lo natural y racional, que es el amor entre dos jóvenes. Moratín nos dice con esta obra que la autoridad paterna debe ejercerse de una manera no despótica. El tema de la educación de la mujer también es importante en la obra: podemos ver el contraste entre don Carlos, que renuncia a su amor por el deber, y Paquita, que lo hace por simple disimulación.

Se postula como posible fuente extranjera La escuela de madres del autor francés Marivaux: parece ser que Moratín pudo tomar de esa obra la severidad educativa de Dª Irene para con su hija.

También pudo inspirarse Moratín en algunas obras españolas como Entre bobos anda el juego de Rojas Zorrilla en la que también se plantea el tema de un casamiento ridículo entre una joven y un anciano.

No obstante, el tema de las bodas desiguales queda justificado en la propia época de Moratín en la que los casamientos arreglados por los padres entre novias jóvenes y ricos ancianos eran bastante comunes. De igual modo, era una preocupación general en la época, como queda reflejado en la prensa periódica, el conflicto entre la autoridad paterna y la libertad de los hijos y sobre todo de la mujer. La preocupación de aquellos que como Moratín defendían la libertad de la mujer en la elección de marido no era tanto por considerar a la mujer capacitada para adquirir las mismas libertades que los hombres, sino, muy al contrario, porque se pensaba que las bodas irracionales a la larga provocarían que las mujeres buscaran fuera del matrimonio, y por lo tanto en una situación de adulterio, el pretendiente que les gustara. Esto es, se temía el desquite de las mujeres casadas contra su voluntad.

Estuvo representándose 26 días seguidos. Gustó a todos los públicos (clases acomodadas y clase media). La clase media se sentía identificada con la historia. El éxito demostró que el respeto por la regla de las tres unidades no era un obstáculo, no era incompatible con la popularidad de una obra, de lo que se deduce que el público permanecía en su mayoría totalmente ajeno a la polémica.




POESÍA

  1. Poesía rococó: léxico cortesano, refinado, de metros cortos y ritmo marcado en estrofas breves. Los temas preferidos: amor y belleza femenina. Vinculada a la poesía bucólica y anacreóntica. Representantes: Nicolás Fernández de Moratín.

  2. Poesía ilustrada: unión de los temas propios del pensamiento ilustrado a los temas característicos de autores clásicos. Representantes: Juan Meléndez Valdés, Quintana, Cienfuegos, Nicasio Gallego.

  3. Poesía didáctica: buena muestra de ella son las fábulas de Tomás de Iriarte y de Félix María de Samaniego.

  4. Poesía neoclásica: de gusto refinado y severo. Representantes: Leandro F. Moratín, Quintana y Alberto Lista.

  5. Poesía satírica: Nicolás Fernández de Moratín, Samaniego o Jovellanos.


(Tened en cuenta que ésta es una de las posibles clasificaciones; otros autores diferencian únicamente entre poesía posbarroca y rococó en la mitad y neoclásica en la segunda mitad).



1 Lo pongo aquí pero no olvidéis que pertenece al teatro neoclásico y que si tenéis que extenderos con algún autor es con él.

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