miércoles, 2 de febrero de 2011

1º BACHILLERATO. PRÁCTICA COMENTARIO DE TEXTOS NARRATIVOS. COMER Y BEBER A MI MANERA, MANUEL VICENT.

COMER Y BEBER A MI MANERA, MANUEL VICENT.


En medio del hambre de la posguerra, siendo muy niño, en el pueblo las familias se dividían en dos: casas donde amasaban pan y casas donde no amasaban pan. Eso significaba que tenían o no tenían harina y en esa división consistía entonces ser absolutamente rico o pobre de solemnidad. Si no había tierras, no había grano; si no había grano, no había harina; si no había harina, no había pan, salvo el pan de serrín de la cartilla de racionamiento, que, aparte de remediar el hambre, podía servir también de arma ligera. Si masticando la bola de serrín uno estornudaba, la boca se convertía en un cartucho de perdigones que arrasaba con todo lo que hubiera por delante.

En cualquier caso, el pan era sagrado. Había unos versos de cantar de ciego que decían: El pan no se tira, hermano, si se cae al suelo, se recoge, se besa y se da en la mano. Había que besar el pan cuando caía al suelo, en efecto, pero eso sólo lo hacían los ricos temerosos de Dios, ya que los pobres con el estómago vacío se olvidaban del precepto y sin piedad alguna convertían ese beso en el primer mordisco.

Desperté al uso de razón cuando para mucha gente de alrededor comer pan era una hazaña que se intentaba todos los días sin resultado. En ese caso siempre quedaba a mano un boniato, que en mi tierra recibía entonces el nombre de San Salvador por los milagros que hacía. En la penumbra de la despensa mi madre cernía la harina con un tamiz muy fino, dejando aparte el salvado, y amasaba el pan en una artesa que todavía se conserva en casa como adorno llena de calabazas secas y flores de cactus, lo mismo que la tabla con la que se llevaban al horno las hogazas, colgada en la pared como un cuadro de Tàpies.

En aquel tiempo el salvado se daba a las gallinas y a los cerdos, aunque algunas veces servía también para ejercer la caridad cristiana. A casa solía venir una pobre a pedir el salvado como limosna y mi madre siempre le regalaba medio almud sin saber que esa mendiga era una adelantada de la alta cocina. Hoy con el salvado se fabrica el pan integral, de mucha fibra, que se incluye en todas las dietas de la gente fina, pan multicereales y con toda clase de semillas imaginables.


SE CORREGIRÁ EL LUNES 7 DE FEBRERO.

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